Todo empezó en el año 2001, con el diplomado de Teatro; como parte de las actividades académicas, teníamos que crear una escena, escribirla y dirigirla, en tres minutos, aunque mi obra no fue del agrado del maestro Lemis, decidí que ese texto dejaría huella. Le puse Diva muerta y al principio era el encuentro de una diva de cine hollywoodense con su más fiel fan en las vísperas de su muerte, había leído Orquídeas a la luz de la luna, de Carlos Fuentes y quería hacer algo parecido, aunque más necrofílico, la estrella moribunda sería Lupe Vélez y aunque no conocía mucho de ella, más que se había suicidado intentando hacer de su muerte un espectáculo, hice mi versión; ensayé con Carmen, una de las compañeras del diplomado más entusiastas. Hubo algunos cambios: el texto se convirtió en un monólogo, con todas las complicaciones técnicas y artístcas, cosa que no me importó, ahora Lupe Vélez era la estrella y a la vez su fan más irrederento, por tanto Carmen tenía que actuar ambos personajes y pasar de un personaje a otro para realizar los diálogos y acciones. En esos días fui al Museo de Arte al taller literario, Mario Islasainz programaba cada viernes actividades como presentaciones de libros y revistas y me invitó a presentar la escena. Así lo hicimos. Durante el ensayo, Jorge Arenas, ofreció su ayuda y José Luis Vásquez, poner las luces. Y así es como se presentó esta escena, como parte de las actividades y fue el antecedente de Los entenados de Stanislavsky.
lunes, 20 de julio de 2009
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